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Food
"Tengo una sensación rara. Estoy decepcionada. No quiero más. Tengo ganas de llorar"
05 Julio 2018 11:55
Piensa en esa comida que no puedes dejar de comer. Es igual que no tengas hambre. Si te ofrecen ese alimento X no sabes decir "no gracias". No te conviene, pero es tu punto débil. Un guilty pleasure inconfesable. Llevas un mes siguiendo un régimen a raja tabla y una semana detox para limpiar tu organismo de toxinas, azúcares y ultraprocesados, pero si te lo ofrecen NO HAY MARCHA ATRÁS. Atracón a la vista en 3,2,1,...
Pongamos un ejemplo: una deliciosa palmera de chocolate.
Con sus arcos románicos perfectos recubiertos de chocolate con leche. Barnizada como una obra de arte gracias al azúcar que rellena todos los rincones del hojaldre crujiente.
Esta palmera de chocolate es la comida favorita de una chica con obesidad y diabetes que visitó la consulta del psicólogo y psicoterapeuta Marc Ruiz de Minteguía. Un profesional especializado en la comida emocional o lo que popularmente se conoce como atracones.
Una chica con obesidad y #diabetes solicitó, hace tiempo, consulta conmigo recomendada por amigas suyas a las que anteriormente yo había tratado.
— Marc Ruiz Psicólogo (@MarcRuizDeMinte) July 4, 2018
Valoraba que su problema podía tener un componente psicológico. Lo cierto es que no le faltaba razón.
La chica en cuestión podía tener un problema de componente psicológico que afectaba directamente a sus particulares hábitos alimentarios. Su objetivo era bajar de peso de una manera radical y eso provocaba que su punto de vista sobre la alimetnación saludable fuera incorrecto. Estaba tan implicada emocionalmente que si lograba el objetivo que se había marcado con un peso ideal, se concedería un pequeño respiro con su producto alimentario favorito: una palmera de chocolate.
Así que, a pesar de no tener mucho calado esta idea, me planteó tímidamente que si llegaba a un peso concreto se iba a conceder una palmera de chocolate, ya que era su producto alimentario favorito.
— Marc Ruiz Psicólogo (@MarcRuizDeMinte) July 4, 2018
En el caso de esta chica, el psicólogo estaba convencido que el componente emocional podía más que cualquier otra cosa. Así que puso en marcha un plan. No quiere decir que este plan sea el mejor para todos los casos, pero aquí funcionó con éxito. Propuso a su paciente estar preente el día elegido para comer juntos esa soñada palmera de chocolate.
Le dije que estaba de acuerdo, pero que la trajese al despacho para compartirla en sesión (qué jeta tengo, no?)
— Marc Ruiz Psicólogo (@MarcRuizDeMinte) July 4, 2018
Hoy ha sido el día.
Saca la palmera con cierta incomodidad al verse compartiendo, ese momento de pecado tan íntimo, conmigo.
Llega el día y la escena es digna de película de Almodóvar. Un psicólogo y una paciente en ayunas separados por una palmera de chocolate. La chica parte la palmera en dos, y elige el trozo más pequeño. Antes de saboreala la huele. Los recuerdos le vienen a la mente al instante. Piensa en su madre que la llevaba al centro comercial y le compraba religiosamente una palmera de chocolate cada tarde. Y entonces la muerde...
Cuando el lado del chocolate choca contra los dientes, percibe como si lo que choca fuese un terrón de azúcar. Le resulta desagradable. Le pido que saboree la porción hasta que se derrita y entonces trague.
— Marc Ruiz Psicólogo (@MarcRuizDeMinte) July 4, 2018
Algo falla. No es lo que imaginaba. Al cabo de poco segundos de masticar rechaza el resto. "Tengo una sensación rara. Estoy decepcionada. No quiero más. Tengo ganas de llorar". Deseaba comer esa palmera más que nada en el mundo y de golpe le apetece la manzana de los últimos días. El que era su producto alimentario favorito ya no estaba entre sus prioridades. ¿Por qué?
A continuación nos metemos en la boca el cachito de palmera que nos quedaba en la mano. Le invito esta vez a masticarlo, pero lentamente.
— Marc Ruiz Psicólogo (@MarcRuizDeMinte) July 4, 2018
Tras tragar, desconcertada me dice: "tengo una sensación rara. Estoy decepcionada. No quiero más. Tengo ganas de llorar."
El psicólogo lo explica de esta manera en su diagnóstico: "Había saciado lo que realmente necesitaba saciar. El momento previo, la ilusión de comprarla, imaginar, oler, el recuerdo,... No ha necesitado más". Para muchos profesionales de la salud, la comida puede convertirse en un alivio temporal a un problema, sentimiento o emoción mucho más profundo que acaba generando un aumento de peso, y además consecuencias psicológicas y emocionales graves.
No olvidemos que FUE su producto alimentario favorito. Se le ha caído un mito.
— Marc Ruiz Psicólogo (@MarcRuizDeMinte) July 4, 2018
Se ha ido satisfecha y reflexionando. Ha tenido una "experiencia emocional correctiva" que consolida una manera mucho más funcional de relacionarse con la comida.
A esto se le llama comer emocionalmente. Algo que le sucede a muchísima gente y que tiene una posible solución en "experiencias emocionales correctivas" para aprender a relacionarse mejor con la comida. Incluso se empieza a diferenciar entre el hambre emocional (nace para saciar las emociones de cada persona) y el hambre fisiológica (fundamental para vivir). No se debe confndir con un “antojo” que todos vivimos a menudo. La diferencia es que con un antojo no se pierde el control en presencia de comida deliciosa porque la saciedad marca el punto y final.
Dicho de otra manera tal y como dice Marc Ruíz en su diagnóstico final, "si te prohibes un alimento, éste será irrenunciable, pero si te lo concedes, podrás renunciar a él". Evidentemente no significa que sea una técnica infalible que funcione por igual con todas las personas, pero ha generado comentarios a favor dentro del mundo de la nutrición.
Ahora entiende de forma más profunda que si se prohíbe un alimento, éste será irrenunciable, pero si te lo concedes, podrás renunciar a él. #Paradoja.
— Marc Ruiz Psicólogo (@MarcRuizDeMinte) July 4, 2018
Además, a mi me ha alegrado la mañana! 😊
Fin
Por cierto, la palmera de chocolate quedó casi sin tocar. Y el psicólogo hizo una foto para inmortalizar el momento:
Había venido en ayunas, inquieta e ilusionada a comer la palmera. Esto es lo que ha quedado de palmera, que finalmente les ha llevado a sus padres. pic.twitter.com/mZnfjfWEt6
— Marc Ruiz Psicólogo (@MarcRuizDeMinte) July 4, 2018
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