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4 preguntas que ya es hora de que nos hagamos sobre la comida ecológica

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Cuestión número 2: ¿es la comida ecológica el nuevo símbolo de la clase alta?

Marc Casanovas

13 Noviembre 2018 17:30

Según el último informe del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, las tres principales motivaciones de las personas que compran productos ecológicos son, per este orden, "no consumir productos que hayan crecido con pesticidas y fertilizantes", "por salud, ayudan a llevar una vida más saludable" y "por su calidad superior". Pero, ¿qué pasaría si dos de las tres principales inquietudes no fueran del todo ciertas?

Mientras España se ha convertido en el país con más hectáreas agrícolas orgánicas de la Unión Europea, el debate entre defensores y detractores de los productos bio vive un momento clave. Lo cierto es que nunca antes la brecha económica por llenar el carro de la compra había sido tan obvia. Una misma lista de alimentos puede costar casi el doble según la etiqueta del producto o el lugar de la compra.

Miguel A. Lurueña, doctor en Ciencia y Tecnología de los Alimentos y consultor independiente, contesta a las 4 preguntas claves para entender si el boom de la comida ecológica es el último gran fraude que nos han colado.

1. ¿Es más sana la comida ecológica?

"Que un alimento lleve el sello "ecológico" significa que cumple con unos requisitos que establece la legislación (por ejemplo, el número de pesticidas que puede emplearse es reducido y no se permiten los de origen sintético). Sin embargo, esas restricciones no tienen por qué relacionarse con una mejor composición del alimento. Pero esto es algo que no depende del sistema de producción (ecológico/convencional), sino de otras cuestiones", dice el doctor.

El tema de los pesticidas aquí es prioritario. Si lo que uno quiere es comer menos pesticidas es una buena elección aunque no se logren más nutrientes. El problema principal es que muchos productos con la etiqueta “bio” o “eco” de los supermercados presentan paradojas inexplicables: ¿De qué sirve un producto eco en España si procede de América Latina y se ha transportado en avión con un gasto enorme de combustible y energía para el planeta? ¿Dónde está la ganancia real para el medio ambiente? "Evidentemente es mejor comprar productos de temporada y de proximidad".

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Para los defensores de los productos ecológicos, que una verdura con pesticidas sea legal no significa que sea inocua. El mejor ejemplo para entender esta afirmación es compararlo con el tabaco o el alcohol. Productos de consumo que entran en los cauces legales de venta, pero que no aportan ningún valor saludable al organismo. Más bien al contrario.

Es decir, la comida ecológica no es más sana por ser ecológica, pero es parte de la rutina de unos consumidores que ya gozan de hábitos más saludables. Para el doctor Lurueña "ocurre que a veces se asocia el consumo de productos "ecológicos" con una mejor salud de las personas que los consumen. Lo que suele ocurrir en estos casos no es que esas personas gocen de mejor salud por consumir "ecológico" sino porque se trata de individuos con unas características comunes que favorecen esa circunstancia: tienen un mayor nivel de ingresos económicos, están más preocupados por la salud y hacen otras cosas, como no fumar, no beber o practicar más deporte".

2. ¿Es la comida ecológica el nuevo símbolo de la clase alta?

"La comida "ecológica" suele tener un precio bastante más elevado que la convencional. Así que desde luego no es apta para todos los bolsillos. Ocurre además que el nivel económico también influye sobre nuestros intereses", dice el doctor Lurueña. Y es que entre los compradores ecológicos existe una mayor proporción de clase media-alta y alta si miramos la última encuesta.

El boom de tiendas especializadas con productos bio o eco ha añadido un componente clasista innegable que se asocia inevitablemente a esta nueva tendencia. Personas que pueden permitirse pagar más por un mismo alimento. "Si no llegamos a fin de mes, nuestra mayor preocupación será la de poder alimentarnos. Si nos sobra el dinero, nos preocuparemos por otros aspectos de la alimentación con menos relevancia", dice el doctor.

Lo refrenda el estudio de Kantar Worldpanel y Fundación Catalunya La Pedrera que concluye que "el precio es la principal barrera en la decisión de compra de los hogares". Para el 43% sería la primera característica que les haría decidir la compra de un producto de alimentación, seguido del sabor (36%) y la preocupación por el medio ambiente (12,3%). Es decir, el consumidor medio sigue priorizando la relación calidad-precio a la sostenibilidad del producto.

3. ¿A quién beneficia el boom de los productos ecológicos?

Las marcas blancas ya no son la gallina de los huevos de oro de las grandes cadenas de supermercados. La nueva tendencia al alza para no perder comba respecto a la competencia es entrar de lleno en la venta de productos ecológicos o bio porque es un sector con vía libre para explotar.

El estudio de Kantar Worldpanel constata que "el mercado de productos de alimentación ecológica en España está en plena expansión, con un crecimiento del 14% en 2017 respecto al 2% de crecimiento del mercado de alimentación tradicional". Sin embargo aún son cifras poco significativas: "Se trata de reclamos que atraen a muchas personas, pero a la hora de la verdad, lo cierto es que estos productos apenas se venden. Como muestra, podemos ver que el espacio que ocupan en estos comercios es muy reducido y en la mayoría de los casos tienen una presencia meramente testimonial".

Los grandes supermercados ven en este segmento de moda un filón para repartir nuevos dividendos y difunden sin rubor la vinculación de lo "eco" con lo saludable para poder vender más caro. No es casualidad que el vertical de productos bio aumente progresivamente su espacio físico en todos los supermercado.

4. ¿Es bueno que España sea el país europeo con más hectáreas dedicadas al cultivo orgánico?

"Supongo que es bueno desde el punto de vista económico", asegura el doctor Lurueña. "Porque la mayoría de esas frutas y verduras ecológicas se exportan a otros países, como Alemania. Pero no tengo claro que en términos generales sea bueno porque la producción ecológica es menos eficiente que la convencional: se necesitan más recursos (superficie, agua, etc.) para producir la misma cantidad de productos".

Así lo ratifican los números del último informe de FiBL & IFOAM Organics International. El país europeo con el mayor número de hectáreas es España con el 17%. Son un total de 2 millones de hectáreas; casi las mismas que una potencia como EE.UU., pero esto no implica que el consumo nacional vaya de la mano porque en venta de productos orgánicos España pasa al sexto lugar europeo muy por detrás de Alemania, Francia, Italia, Reino Unido y Suecia. Es decir, el nivel de penetración de la moda ecológica se estanca en las clases media alta y alta y llega puntualmente al resto de la población que prefieren comprar productos de proximidad (77%) a ecológicos (23%).

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