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Este chef cobra más a los blancos que a los negros por la misma comida

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Tunde Wey/@from_lagos
 

18 dólares de diferencia para denunciar la brecha de riqueza racial: "Esto es más que un almuerzo. Esto es un experimento"

Rosa Molinero Trias

02 Marzo 2018 12:10

"Esto es más que un almuerzo. Esto es un experimento". Es el cartel escrito a mano de un restaurante de Nueva Orleans. Nada tiene que ver con combinaciones de ingredientes explosivas ni con el desarrollo de técnicas futuristas. Tunde Wey, su chef, ha decidido que las personas blancas pagarán más por su cuenta que los afrodescendientes.

La pop-up se llama Saartj y ofrece la comida de Nigeria con la que creció y algunos platos vegetarianos ideales para esos mediodías de oficina. Después de que el cliente pida platos como plátano macho frito con pimientos o dumplings de yuca fermentada, empieza el experimento. Wey les cuenta sobre las diferencias raciales que existen en Estados Unidos y les señala datos como que recibir educación superior en una familia afrodescendiente sitúa la renta media familiar en 60 mil dólares anuales, mientras que en una familia blanca sube hasta 113 mil dólares.

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Tras el discurso, el cocinero les ofrece dos opciones: los clientes blancos pueden pagar 12 dólares por su comida o 30 dólares, mientras que a los afrodescendientes se les cobra siempre 12 dólares y se les da la opción de tomar los 18 dólares que alguien haya pagado con la finalidad de redistribuir la riqueza.

La investigación no se queda ahí. Mientras esperan su pedido, los clientes son alentados a rellenar un formulario con preguntas de carácter sociológico que despiertan la conciencia sobre la problemática del racismo enraizada en el país. Wey cuenta para Civil Eats que esas conversaciones han ejercido algo que muchos comensales blancos han percibido como “presión social positiva” que les hace sentir que algo deben hacer para cambiar esta situación en la que el racismo disminuye la riqueza. “Nos dicen que si trabajamos duro nos haremos ricos, pero no es verdad”.

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El experimento, que termina mañana, ha recibido hasta ahora un 46% de comensales afrodescendientes y un 45% de blancos. El 78% de blancos quisieron pagar la cifra más alta y Wey cree que tiene mucho que ver el hecho que les preguntara un hombre negro: “Rechazar pagar más se lee como algo antisocial y la gente no quiere ser juzgada por ello. La gente me miraba al otro lado de la ventana y se pensaba que les estaba juzgando".

Asimismo, el 76% de los comensales afrodescendientes rechazaron tomar esos 18 dólares extra. Wey explica que incluso hubo algunos que intentaron pagar los 30 dólares e incluso algunos afirmaban que no necesitaban el dinero y que lo repartiese allí donde hiciera falta.

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La pregunta “¿a dónde irá mi dinero?” ha surgido varias veces durante el experimento. “Intento hacerles saber que el dinero no se recibe ni por necesidad ni por méritos, es neutral. Y en realidad, le damos a la comunidad negra el poder de decidir si lo toman o no”. Una forma de devolverle el poder económico a quién tradicionalmente se le ha desposeído de él.

La idea de Wey es potente. Hacerte pensar en el racismo aprovechando un momento de espera de la comida. Y no es la primera vez que el cocinero intenta hacer converger la comida y la brecha salarial entre los blancos y las comunidades negras. En 2016 lanzó una serie llamada Blackness in América y en 2017, 44: A table for 44, donde se compartían platos y lecturas sobre racismo estructural y economía.

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Tampoco es casual el nombre que recibe el restaurante. Saartjie Baartman, una mujer de la etnia khoikhoi que fue esclavizada y obligada a actuar en circo del británico William Dunlop, donde tenía que exhibirse y soportar tocamientos bajo el nombre de Venus Hottentot, luego en París por un domador de fieras. Al final de su vida se debatió entre el alcoholismo y otras enfermedades y terminó muriendo en 1815, a los 25 años. Aún así, no la dejaron tranquila: le hicieron la autopsia y expusieron su esqueleto, cerebro y genitales en el Museo del Hombre de París hasta 1974.

"Esto NO está lo suficientemente matizado para ser justo, pero es un maldito buen intento. Dale crédito al chef por tratar de hacer ALGO".

[Vía Civil Eats]

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