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Artículo ¿Cómo llega un niño a matar a sus padres? El dolor detrás del parricidio Life

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¿Cómo llega un niño a matar a sus padres? El dolor detrás del parricidio

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No existe forma de predecir un parricidio, pero expertos han detectado factores de alerta que pueden convertir un hogar en zona de riesgo

07 Noviembre 2019 22:39

Denise estaba viendo las noticias en su casa, cuando se enteró de que en Elkmont, estado de Alabama, en Estados Unidos, un niño de 14 años había asesinado a toda su familia a tiros. Cuando la televisión mostró la casa de las víctimas, se dio cuenta de que se trataba del hogar de su hija.

El 2 de septiembre pasado, a las 11 de la noche, el chico llamó al 911 y dijo que se encontraba en el sótano de su casa cuando oyó disparos en el piso de arriba. La policía encontró los cuerpos de cinco miembros de la familia Sisk y, cuando interrogó al menor de edad, éste terminó confesando el crimen. John, su padre; Mary, la madre adoptiva del niño; Kane, su hermano de 6 años; Rorrie, su hermana de 5; y Colson, su hermanito de 6 meses, murieron mientras dormían al recibir un disparo en la cabeza.

Por ser menor de edad, el nombre del niño no fue revelado. Sin embargo, una prima del acusado afirma que los asesinatos sucedieron meses después de que el chico se enterara de que Mary Sisk no era su madre biológica, quien lo abandonó cuando tenía tres años y murió posteriormente.

Era un “niño bueno”, nada indicaba que algo así pudiera ocurrir, aseguró Denise, la abuela del chico.

Factores detrás de un parricidio

Existe poco conocimiento sobre los patrones y características del parricidio, un crimen estadísticamente inusual. Pero de acuerdo con Kathleen Heide, una criminóloga de la Universidad de Florida estudiosa de este tipo de homicidios, sí se han detectado factores comunes entre menores que asesinan a sus padres.

Estos aspectos no pueden ser utilizados para predecir un parricidio, acota la académica, pero sí pueden verse como factores de alerta:

  • El niño fue criado en un hogar disfuncional o químico-dependiente
  • En el hogar existía un patrón de violencia intrafamiliar
  • Las condiciones en el hogar empeoraron y la violencia escaló
  • El menor comenzó a volverse cada vez más vulnerable a un factor de estrés en el ambiente familiar
  • En la casa había un arma de fuego

Heide, autora de libros como Understanding Parricide y Why Kids Kill Parents, ha establecido tres categorías de parricidas.

  1. Los niños severamente abusados durante años, que matan a sus padres para terminar con el abuso que es típicamente conocido por otros, dado que ha sido denunciado. Sin encontrar solución alguna, tienden a intentar suicidarse, o a escapar. Y luego de una profunda depresión, al no ver otra solución posible y para evitar que se abuse a otros familiares cercanos, deciden matar al padre o la madre.
  2. Los niños peligrosamente antisociales que asesinan a sus padres para obtener algo en específico, como más libertad, dinero a través de una herencia, o cualquier cosa. Tienden a violar los derechos ajenos de cualquiera si esto les conviene, siempre retan a los adultos y no aceptan responsabilidad por sus acciones. Generalmente son diagnosticados con desórdenes de conducta y de personalidad antisocial. Y son más peligrosos, porque además de matar a sus padres representan un peligro para toda la sociedad.
  3. Los niños con enfermedades mentales severas que matan a sus padres debido a su trastorno. Normalmente son psicóticos, depresivos y medicados con psicotrópicos, y las posibilidades de que maten ascienden cuando dejan de consumirlos. Puede que maten a sus padres porque estén delirando o alucinando con que un diablo o un dios les están dando órdenes de asesinar.

Un crimen enorme, pequeño en cifras

El estudio ¿El parricidio es un fenómeno estable? detalla la baja incidencia de estos crímenes. En Estados Unidos, los parricidios representan sólo 2% de los homicidios, una cifra similar a la de otros países. En 2017, la cifra estuvo entre 2 y 3% en Francia; en Canadá, constituyeron el 4%; y en el norte de Portugal, 1.7%.

A finales de 2015, al noroeste de Honduras, en San Pedro Sula, sucedió un caso de parricidio que perturbó al país. Claudia Castellón, de 30 años —a quien sus familiares describieron como una mujer normal— asesinó a su madre a puñaladas y mordidas.

Como contexto de este incidente, Pedronel González —psicólogo especialista en problemas de familia— detalló a LaPrensa.hn que en América Latina, 4.97% de los asesinatos son casos de parricidio. El especialista también señaló que este crimen es mucho más frecuente entre hombres que entre mujeres: de cada siete casos de parricidios, uno ha sido cometido por una mujer.

Para el análisis de ¿El parricidio es un fenómeno estable?, la investigación se realizó en un centro de salud mental forense de Brasil, donde se revisaron características psiquiátricas y sociodemográficas, métodos de asesinato y antecedentes penales de parricidas.

La conclusión fue que la mayoría de los parricidas estudiados eran jóvenes con bajo nivel educativo, 94% de ellos eran solteros y 77.8% carecía de antecedentes penales. Todos los delincuentes actuaron solos, en su mayoría en contra de personas mayores, y un 83.3% de ellos en casa de sus padres.

Solo uno de ellos utilizó un arma de fuego; 10 eran parricidas y 6 matricidas, uno asesinó a su padrastro y otro cometió doble parricidio. Tras cometer el asesinato, solo 27.8% trató de escapar de la escena del crimen. Por último, el 61.1% de los condenados sufría esquizofrenia, y un 16.7% padecía de personalidad antisocial.

Con esto se confirmó la teoría inicial de los investigadores: la mayoría de parricidas padece una enfermedad mental.

El hogar suele ser considerado el espacio más seguro, pero cuando no hay salud mental, estabilidad ni relaciones funcionales, puede tornarse tan violento como cualquier otro.

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