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Ellas combaten la violencia de género desde la barra del bar

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En Argentina, el país del Ni Una Menos, el proyecto Barmaids trabaja para visibilizar el trabajo de las mujeres y combatir la violencia detrás de la barra

Emilia Erbetta

13 Noviembre 2019 03:55

En Argentina, cada día se denuncian 263 casos de violencia de género. El tema entró fuerte en su agenda en 2015, cuando miles de mujeres salieron a las calles de todo el país a gritar Ni Una Menos después del feminicidio de una adolescente.

Con esa marcha, las argentinas encendieron una mecha que prendió rápido en todo el continente y llegó hasta Europa.

A partir del Ni Una Menos, por todo el país nacieron organizaciones que trabajan sobre la desigualdad de género en la economía, en la academia, en la política, en el deporte. Fue el comienzo de una primavera feminista.

Pero Laura Marajofsky, periodista especializada en gastronomía, notó que había un sector que quedaba afuera: nadie hablaba de la desigualdad y la violencia de género en las barras, en las cocinas, entre los platos y vasos sucios, en el backstage de la diversión.

Por eso armó Mapa de Barmaids, una plataforma colaborativa para crear una radiografía que detallara el trabajo de las mujeres en la industria de las bebidas: barmaids pero también sommeliers, enólogas, baristas, tea blenders, cerveceras, destiladoras, etcétera.

Mapa de Barmaids
Foto: Mariano Leiro

El proceso fue artesanal: difundieron boca a boca para que las mujeres se anotaran en el mapa y convirtieron toda esa información en fichas que volcaron al mapa. Laura hizo ese trabajo a mano, una por una.

En un año, el proyecto creció muchísimo y de ser una herramienta de visibilización se convirtió en una máquina de cambiar las cosas.

Ahora, ella y un equipo de partners in crime organizan capacitaciones sobre género para empleados y dueños de bares y restaurantes, dan charlas sobre el trabajo de las mujeres en distintos rubros de la gastronomía (las mujeres y el whisky, las mujeres y los destilados, etc.) y están haciendo una encuesta nacional sobre situaciones de violencia y desigualdad de género en las barras y cocinas argentinas.

Mapa-de-Barmaids-1
Foto: Sofi Radovani / Sophie Fotografías

“Lo que pasa en la gastronomía no está aislado de lo que sucede en otros ámbitos de la cultura y de la sociedad”, nos explica Laura. Pero dos cosas lo hacen algo diferente: por un lado, que el gastronómico muchas veces es un primer trabajo (¿quién no sirvió unas mesas mientras estudiaba?), por otro, que es un ambiente donde se toma alcohol.

“Y cuando agregas el alcohol, todo se complica”, dice. “Tienes chicas muy jovencitas trabajando, sin experiencia laboral, que se encuentran por primera vez en estas situaciones, en una cocina, en un bar, en un salón”.

Mismo trabajo, pero más abuso y menos sueldo

De la encuesta, surge que las violencias tienen que ver, sobre todo, con discriminación y genderización de las tareas: jefes que le dicen a las chicas “no puedes hacer esto porque eres mujer”.

Esto puede ser desde trabajar con los fuegos o cambiar un barril de cerveza. Entonces, las mandan a las áreas “frías”, como repostería, porque las mujeres “son más prolijas”.

Estos prejuicios y estereotipos hacen que las mujeres y las diversidades sexuales tengan menos posibilidades de crecer en sus puestos de trabajo. No pasa solo en Argentina: a principios de octubre, Charles Schumman, un bartender alemán, tuvo que devolver el premio Industry Icon de The World`s 50 Best Bars por haber dicho en 2009 que “los bares no son lugares para mujeres”.

También es común que las mujeres (cuanto más jóvenes, peor) sufran acoso sexual mientras trabajan. “Hay un folklore muy naturalizado en las cocinas”, dice Laura, “que tiene que ver con cómo se trata a las mujeres, con chistes, una mano que se va de más, tirones de corpiño, te reviso el celular, palmadita en las nalgas, bromas soeces, comentarios sobre el vestuario o el físico de las compañeras”.

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Diseño: Feroz

Cuando el acoso se pone más intenso o se convierte en abuso, las chicas nunca denuncian. Laura lo sabe por la encuesta pero también por historias que conoció de primera mano. Tienen miedo de perder el trabajo, que te hagan mala fama, quedar marcada”, nos cuenta.

Cuando en el Mapa reciben una denuncia en su inbox o una chica se acerca para contarles sobre una situación de violencia, la conectan con la Asociación de Abogadas Feministas para que las ayuden y asesoren.

En los bares también hay techos de cristal y suelos pegajosos. “A todas les llega un momento en la carrera en la que no importa que sean jefas de barra, siempre cobran menos que sus equivalentes en la cocina”, dice Laura. “En algunos lugares, directamente le pagan más a los bartenders y punto”.

En Argentina, la brecha salarial entre hombres y mujeres es del 25% y en las barras y las cocinas no es distinto: para ganarse un lugar en la cocina, las mujeres tienen que pagar derecho de piso, y para ellas siempre es más caro.

Si trabajas en gastronomía en Argentina, puedes participar de la encuesta sobre género acá.

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