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Artículo "Dios, honor y patria": lo que debes saber del viraje ultraderechista de Polonia Now

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"Dios, honor y patria": lo que debes saber del viraje ultraderechista de Polonia

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28 años de democracia polaca enturbiados por la xenofobia y el nacionalismo más rancio. Pero, ¿cómo hemos llegado hasta aquí?

C.G.

13 Noviembre 2017 16:50

El pasado sábado la capital de Polonia se teñía de rojo. Más de 60.000 personas desfilaron por las calles de Varsovia envueltos de una nube rojiza procedente de las bengalas y petardos que portaban. La imagen no reivindicaba el holocausto vivido en el territorio, sino la celebración de la independencia polaca.

¿Qué se celebraba?

El 11 de noviembre de 1918 el país recuperaba su soberanía tras 100 años sometida al reparto de su territorio entre Prusia, Rusia y el Imperio Austro-Húngaro. Han pasado otros 100 años y, sin embargo, llama la atención que la conmemoración de la independencia no llegara hasta 2009, de la mano de los grupos nacionalistas. Desde entonces, su afluencia ha ido en aumento cada año hasta culminar el pásado sábado con récord de asistencia.

https://twitter.com/juancarlosmohr/status/929772340078104576

Su crecimiento en menos de 10 años no es causal. Tampoco el hecho de que las autoridades del país no hayan condenado los eslóganes repetidos en la marcha. Proclamas como "Polonia pura, Polonia blanca", acompañadas de "Dios, honor y patria" que se entremezclaban entre los vítores a la "pureza étnica católica" y la defensa por la "limpieza de musulmanes, comunistas y gais". El partido Ley y Justicia tiene mucho que ver en esta deriva ultranacionalista.

¿Por qué debería ser esta demostración una señal de alarma?

Los mensajes de odio están calando cada vez más en una Europa que está siendo testigo del aumento de la extrema derecha en las instituciones gubernamentales.

En Polonia y Hungría la ultraderecha ya gobierna con mayoría absoluta. El partido Ley y Justicia ganó las elecciones polacas de 2015 con un 40% de los votos. En Hungría la ultraderecha lleva once años en el poder. El partido de extrema derecha, Fidesz, lograba en 2014 el 45% de los sufragios que sumado a Jobbik (20%), todavía más radical que el bloque liderado por Viktor Orban, suman el 65% del electorado.

https://twitter.com/carlesplb/status/930016844488085504

Le siguen de cerca República Checa, Austria, Bélgica o Francia, donde la presencia de los partidos de corte nacionalista y xenófobos se ha disparado en las últimas elecciones. Partidos donde predominan el discurso de odio al extranjero y el enaltecimiento de la pureza étnica.

La "dictadura de terciopelo"

Adam Michnik, uno de los intelectuales polacos más influyentes, ha descrito el régimen polaco como dictadura del terciopelo. "Lo que hoy es de terciopelo mañana puede cobrar formas bastante más brutales", señala el intelectual en un claro mensaje de advertencia hacia la deriva autoritaria que vive Polonia.

Los movimientos extremistas suelen prosperar durante los tiempos de recesión económica. Europa sigue recuperándose de las crisis de 2009 pero con una economía estabilizada. Sin embargo, pese a la lenta recuperación económica, las condiciones de vida en Europa Central ha mejorado considerablemente. El politólogo Miroslav Mares, experto en extremismos, asegura que "la región nunca había sido tan próspera como lo es hoy".

Mares señala que la frustación de que la mejora de la economía no les haya beneficiado y la decepción de comparar la situación financiera de la región con la del resto de vecinos europeos como Alemania o Dinamarca han sido claves para entender el auge de una extrema derecha que ha visto en la llegada de refugiados su enemigo claro.

https://twitter.com/juancarlosmohr/status/929781524018417664

En Polonia, el partido de Jaroslaw Kaczynski (Ley y Justicia) consiguía volver al poder después de 10 años con un discurso que perseguía la eliminación de los enemigos políticos que querían "acabar" con las tradiciones y cultura polacas.

Su leguaje caló en el electorado polaco. El partido ultranacionalista, xenófobo, anti homosexual y anti musulmán conseguía mayoría absoluta en 2015. Dos años más tarde de mandato en el que las libertades públicas se han restringido; la libertad de prensa es cada ves más limitada y el poder judicial está completamente secuestrado por el ejecutivo.

De nada ha servido la advertencia de la Unión Europea que pedía a sus dirigentes dar marcha atrás a su políticas antidemocráticas. Los datos sociológicos muestran que la generación de polacos que solo conoce la democracia es más propensa al nacionalismo xenófobo de extrema derecha que la generación de sus padres. Una deriva que no tiene visos de desaparecer en el corto plazo.

La ultraderecha polaca contraria a Rusia

Una de las características de la extrema derecha polaca es su adversión contra el modelo soviético. Polonia forma parte del grupo Visegrado o V4, el bloque conformado por Polonia, Hungría, República Checa y Eslovaquia.

El grupo, según mantienen sus propios integrantes, persigue reforzar la estabilidad en región de Europa Central y fortalecer sus relaciones. También están abiertamente en contra de acoger a los refugiados y abogan por una Unión Europea para "los europeos", más centrada en cumplir con los derechos de los "nacionales".

Pese a la cercanía con el resto de sus vecinos de Europa Central, Polonia es el único estado de la antigua URSS que culpa a la "Varsovia comunista" de todos sus males. En la manifestación del pásado sábado podían escucharse proclamas como: "A golpe de martillo, a golpe de hoz, acabemos con la gentuza roja".

En más de una ocasión Polonia ha demostrado su anticomunismo y su adversión a Rusia. En 2010 el Ministro de Defensa acusó directamente al Kremlin de haber planeado el accidente de avión en el que viajaban el entonces jefe de Estado polaco, Lech Kaczynski, y otras 95 personas que fallecieron. Además aseguró que el propio Donald Tusk, el actual Presidente del Consejo Europeo y por entonces en la oposición, había participado también en el complot.

La cercanía con Estados Unidos forma parte también de su diplomacia "antiPutin". El hecho de haber permitido a la OTAN ubicar un escudo antimisiles en su territorio o la estrecha relación que mantiene con el presidente americano Donal Trump, son algunas de las muestras que Polonia no se esfuerza en ocultar.

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