Roger Español, que perdió el ojo derecho por el impacto de una pelota de goma, fue imputado ayer por el juez que investiga las cargas del 1 de octubre
South West Town, el último disco de los barceloneses Soweto, se abría con Sick and tired. Enfermo y cansado. Es una pieza instrumental, porque hay veces que las palabras no son suficientes para capturar aquello que quieres decir. Ayer era uno de esos días: Roger Español, saxo tenor de Soweto, fue imputado por el juez que investiga las cargas policiales del primero de octubre en Barcelona.
Ayer era uno de esos días: Roger Español, que perdió el ojo derecho por el impacto de una pelota de goma durante el 1-O, pasaba de denunciante a investigado.
Español, el primer civil imputado por la jornada del 1 de octubre, se encontraba en la escuela Ramón Llull el día del referéndum de autodeterminación. En un momento de la jornada, el músico habría lanzado una valla metálica contra los antidisturbios que intentaban impedir la votación . La acción, documentada con un vídeo aportado como prueba, ha sido difundida por organizaciones de extrema derecha como Societat Civil Catalana.
La acción policial contra el Ramón Llull contaría con 13 imputados más, todos ellos agentes de la Policía Nacional, haciendo ascender hasta 22 la cifra de uniformados encausados. Ninguno de esa veintena ha sido identificado como el autor del disparo que dejase sin un ojo a Roger, pese a que la querella original, presentada por el saxofonista, se dirigía al agente que disparó las salvas y a los dos mandos que fueron testigos de dicha actuación.
El uso de los proyectiles de goma era inédito en Cataluña desde 2014, cuando asociaciones como Stop Balas de Goma u Ojo con tu ojo empujaron al ejecutivo catalán a prohibir este tipo de proyectiles. Casos como los de Esther Quintana, ciudadana a la que los Mossos del convergente Felip Puig arrebataron un ojo, esta vez durante la huelga de 2012, convirtieron en urgente una medida violentada, tres años después, por operativo policial del 1-O.
Casi un año después del 1 de octubre, y pese al “golpe de Estado Permanente” al que apelaban los jueces en mensajes publicados esta semana, la DUI que le sucedió se asemejaba más, como percibieron incluso los críticos del procés, a un simulacro. “La DUI fue una resolución”, escribió Guillem Martínez. “Dos textos sin rango de ley que, por lo mismo, podían exigir, como Miss Universo, que los niños no lloren de hambre y frío”.
En lo civil, las únicas víctimas palpables que pareció dejar a su paso el referéndum de autodeterminación fueron los 1.066 heridos causados por el operativo policial de Zoido. En el caso particular de Roger Español, esa condición de víctima es perpetua. “Dependo de la medicación para no tener dolor ni mareos” -explicaba el músico en este testimonio en vídeo hace casi un año- de unas secuelas que iban más allá de la pérdida de visión permanente del ojo derecho.
“Después de esta experiencia, sobre todo quiero que nadie más tenga que pasar por ella”, añadió. “Espero que las balas de goma no se vuelvan a usar nunca más”.
Contaba el alcaldable de Barcelona Jordi Graupera que, como souvenir del 1-O, tomó un casquillo de bala de goma que había usado la policía, para llevarlo siempre consigo como recordatorio de lo sucedido. "Ese casquillo te recuerda que eres una víctima, y no lo eres”, le dijo una compañera de trabajo. “Haz algo". Fue entonces cuando Graupera decidió relegar el casquillo a la decoración doméstica y lanzar su propuesta de primarias.
La intermitencia en ser víctima es un privilegio: significa que el espejo no tiene por qué recordarte que lo eres. “Hoy mismo me he afeitado y el simple hecho de afeitarse es ahora muy complicado”, relataba Roger. “Supongo que es pronto, pero no me acabo de acostumbrar a tener visión en un solo ojo”. La intermitencia en ser víctima es un privilegio: no tienes por qué acostumbrarte a nada.
South West Town se cerraba con Early in the morning. Por la mañana temprano. Es una pieza instrumental porque, en muchas ocasiones, las palabras siguen siendo insuficientes.
