La justicia italiana considera que la madre está atentando contra la intimidad de su hijo adolescente con sus ‘posteos’
Hizo lo que cualquier madre se muere por hacer: hablar de su prole, enseñar fotos de su hijo y de su vida (la de él). Y lo hizo como se hacen ahora las cosas, soltándolo en mitad del ágora digital, en Instagram, en Facebook. Una y otra vez. “¿De qué voy a hablar si no es de mi chico, que es lo más valioso que tengo?”, debió pensar.
Dicho así puede parecer lo más normal del mundo. Una madre dejándose llevar por el empuje a la exhibición compartida de las redes sociales, probablemente sin reparar en que ese proceso siempre implica un deslizamiento de la ‘intimidad’ a la ‘extimidad’, que decía Lacan. “Es mi vida y la muestro si quiero”, seguro que pensaba ella. El problema es que esa ‘extimidad’ estaba afectando a su vástago.
Carlo (nombre ficticio) fue tragando con la presencia de su madre en las redes sociales como quien traga un sapo. Hasta que llegó a lo más duro de la adolescencia (ahora tiene 16 años). Entonces los hábitos de la ‘la mama’ se convirtieron en un problema serio para este chaval romano.
Harto de ver cómo su madre aireaba compulsivamente en las redes sociales todos sus asuntos personales, el chaval decidió llevar el asunto a los tribunales. Si ella no paraba voluntariamente, quizás la ley la obligara
El chico empezó a estar harto de que todos sus compañeros de colegio —sus amigos y sus no amigos— estuvieran siempre al tanto de sus asuntos personales por culpa de los ‘posteos’ de su madre. Lo que él no hubiera contado nunca, ella lo contaba. Le pidió a su progenitora que dejara de hablar de él en las redes sociales, pero ella siguió con sus fotos y sus trinos. Le insistió varias veces, y la madre siguió sin hacer caso. Al final, coincidiendo con el proceso de divorcio de sus padres, Jamie decidió acudir a los tribunales en busca de la solución que no había conseguido negociar en casa. Y la justicia italiana le acaba de dar la razón.
Según informa La Repubblica, un tribunal de Roma ha dictaminado que la madre debe borrar inmediatamente todas las publicaciones sobre su hijo hechas hasta la fecha, al considerar que atentan contra la intimidad del joven.
Si no lo hace en un plazo de días, deberá pagar 10.000 euros al hijo para resarcirle por los daños causados.
La multa también se hará efectiva en el caso de que la madre suba alguna imagen o información sobre su hijo en cualquier momento futuro.
La sentencia obliga a la madre a borrar inmediatamente todas las publicaciones sobre su hijo hechas hasta la fecha, al considerar que atentan contra la intimidad del joven. Si no lo hace, deberá pagar 10.000 euros a su hijo en concepto de daños.
La resolución judicial se apoya en la ley de propiedad intelectual italiana, que estipula que “no se puede exhibir, reproducir o comerciar con el retrato de un individuo sin su consentimiento”. Es decir, que Jamie tiene todo el poder legal sobre su imagen, incluso siendo menor de edad, y los padres no pueden publicar ninguna foto suya sin contar con su permiso expreso.
Si estás pensando que se trata de una medida exagerada, te equivocas. En Francia publicar o distribuir imágenes de una persona —por ejemplo, tus hijos— sin su consentimiento puede dar lugar a multas de hasta 45.000 euros e incluso a penas de prisión (un año). Otros países europeos, España incluida, han adoptado medidas similares encaminadas a la protección al derecho al honor, la intimidad personal y la imagen del menor. La nueva ley de protección de datos europea, aplicable a partir del próximo mes de mayo, vendrá a armonizar esas medidas.
Padres y madres adictas a las redes: la próxima vez que queráis exhibir a vuestros hijos, pensad que igual le estáis haciendo un flaco favor.
Pensad, también, que os podrían denunciar por ello.