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Katie se intentó sucidiar a los 18 años y la bala destrozó parte de su cara. Ahora tiene un nuevo rostro con el que enfrentarse a la vida
16 Agosto 2018 14:48
A los 18 años, Katie Stubblefield se intentó suicidar disparándose en la cara con una escopeta de caza. No perdió la vida, pero su rostro jamás volvería a ser el mismo. Su nariz y parte de su frente y su mandíbula habían quedado destrozadas por el balazo, que también le causó daños cerebrales y oculares. Después de tres cirugías reconstructivas, una oportunidad surgió para Katie: iban a trasplantarle un cara nueva.
Maggie Stebber y Lynn Johnson/National Geographic
“Una cara nueva para Katie” es el reportaje de la periodista Joanna Connors y las fotógrafas Maggie Stebber y Lynn Johnson que ocupa la portada del número de septiembre de National Geographic y que documenta todo el proceso médico por el que ha pasado Stubblefield, que todavía no ha terminado.
Antes del trasplante, Katie se había sometido a 22 cirugías reconstructivas en las que se usó tejido de su muslo y hasta una impresora 3D para elaborar una prótesis para su mandíbula. Fue el 21 de mayo de 2017 que recibió la cara de Andrea Schneider, de 31 años, fallecida por una sobredosis de cocaína.
En la operación, que duró 31 horas, los cirujanos debían trasplantarle partes de su cara, pero finalmente decidieron hacerlo de forma integral porque se dieron cuenta de las diferencias entre las tonalidades de la piel de ambos rostros.
Maggie Stebber y Lynn Johnson/National Geographic
Así, Katie se ha convertido en la estadounidense más joven en recibir un trasplante de cara, gracias al trabajo de los cirujanos de Cleveland Clinic y al Departamento de Defensa de los Estados Unidos, que a través del Instituto de Medicina Regenerativa de las Fuerzas Armadas ha sufragado las costosas intervenciones como parte de su proyecto de investigación para el tratamiento de casos similares en heridos de guerra.
Desde el trasplante, a Katie la han operado 3 veces y todavía pasará por quirófano más veces para poder dotar a su cara de una mayor funcionalidad y estética. “Lo que más deseo para Katie es que sea feliz. Eso es lo primero, pero después de eso, me gustaría que tuviera cierto nivel de normalidad”, dijo el cirujano Brian Gastman, de la Cleveland Clinic.
“Sentía que la gente me miraba y pensaba que tenía cara de cíclope o de monstruo de feria”, contó Katie para National Geographic que tras las operaciones desea ir a la universidad y está muy interesada en poder a hablar a los adolescentes sobre el suicidio y el valor de la vida. “Me ha ayudado tanta gente que ahora yo quiero ayudar a otras personas”, ha relatado.
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