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Microfibras: por qué al lavar la ropa estás jodiendo el planeta

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Photo by Kaylee Garrett on Unsplash
 

Y algunas soluciones para mitigar los daños

PlayGround

11 Octubre 2019 19:20

Malas noticias: tu clase de yoga también jode al medio ambiente. No por la clase en sí, sino por las mallas que llevas mientras haces el Saludo al Sol. Esas mallas, y muchas otras prendas confeccionadas con tejidos sintéticos, contienen microfibras de plástico que suponen un riesgo potencial para la salud y el planeta. A decir verdad, culpar al yoga es un tanto arbitrario, ya que las microfibras están en todas partes.

¿Qué son las microfibras?

A grandes rasgos, se trata de fibras de tamaño muy pequeño, algunas visibles a simple vista, otras microscópicas, que se desprenden de la descomposición de materiales construidos con plástico.

Existen dos grandes fuentes de microfibras: los envases plásticos y la ropa. Con la ropa, el problema llega al ponerla en la lavadora. En cada lavado se pueden desprender hasta 100.000 fibras sintéticas. Muchas de las partículas viajan por los desagües hasta llegar a ríos y océanos, incrustándose en animales y adhiriéndose a los sedimentos para, virtualmente, toda la eternidad.

No hay que confundir las microfibras con las microesferas de plástico, que son pequeñas piezas de plástico empleadas en una variedad de productos como cremas dentales, geles de ducha y cosméticos. Desde 2015, se han venido prohibiendo en distintos países, incluyendo Estados Unidos y el Reino Unido. Pero las microesferas son creadas y añadidas ex profeso para que los productos mencionados las contengan, por lo que se pueden eliminar con una simple prohibición. Con las microfibras la cosa es más complicada.

— Vídeo relacionado —

Prohibirlas no tiene sentido ya que los tejidos sintéticos se han convertido en indispensables para la vida moderna. Pero sí podemos aportar nuestro granito de arena presionando a la industria de la moda y a los fabricantes de lavadoras a actuar.

El auge de la fast fashion ha inundado el mercado con prendas que se deshilachan fácilmente y eliminan más fácilmente las fibras sintéticas. Tal y como se apunta desde Wired, en 1950 las industrias del textil y de la confección utilizaron alrededor de 2 millones de toneladas de materiales sintéticos; en 2010 esa producción había subido a 50 millones de toneladas. Ello, claro, ha tenido repercusiones.

Las microfibras de plástico lo ha inundado virtualmente todo, incluido la Antártida y fondos marinos de hasta 11 kilómetros de profundidad. Una de las consecuencias es que los respiramos, bebemos y comemos a diario. Aunque la Organización Mundial de la Salud todavía no ha determinado que sean perjudiciales para nosotros, tampoco lo ha descartado. Lo que sí han constatado diversas investigaciones es que la contaminación por microfibras está afectando la supervivencia de diferentes especies marinas, poniendo en peligro su crecimiento y capacidad reproductiva.

"Uno de los desafíos es demostrar que en realidad las microfibras producen daños", dice Marcus Eriksen, director de investigación del Instituto 5 Gyres, a Wired. “Si no puedes mostrar pruebas definitivas de que esto causa dolor a alguien, la gente va a decir: '¿Por qué cambiar? Pero es tan omnipresente que realmente no tenemos el lujo de esperar hasta que ocurra un problema”.

Entonces, ¿qué podemos hacer?

Como acabar con la industria de la fast fashion no parece demasiado viable, una opción sería optar por moda sostenible, basada en productos de calidad que resisten mejor el desgaste. Claro que esto no es tan fácil como suena.

Según un informe de Nielsen de 2019, el 73 por ciento de los consumidores globales afirmó que estaría dispuesto a cambiar los hábitos de consumo para reducir su efecto sobre el medio ambiente, pero solo el 41 por ciento dijo que estaba dispuesto a pagar más por los productos naturales. La diferencia entre esos dos números indica el gran desafío de la moda sostenible.

También podemos capturar las microfibras antes de que se escapen por el desagüe. Un estudio realizado a principios de este año encontró que el filtro Lint LUV-R, que se monta en una pared al lado de su lavadora y se conecta a la manguera de descarga, captura un promedio del 87 por ciento de microfibras, aproximadamente la misma eficacia de una planta de tratamiento de aguas residuales. Un sistema menos sofisticado sería usar mallas para lavadoras, que ayudan a retener una buena parte de las microfibras.

— Vídeo relacionado —

Queda claro que eliminar la contaminación por microfibras no será tan fácil como con las microesferas. Para empezar, a diferencia de estas últimas, las microfibras sí son necesarias. Pero cada vez existe más consciencia de la necesidad de mitigar su presencia en el planeta.

"Creo que miraremos atrás a este momento y pensaremos que, en primer lugar, es extraño que se pueda producir un producto que arroje cualquier cantidad de microfibras de plástico, que no haya límite para eso", dice Nick Lapis de la ONG Californians Against Waste a Wired. "Y en segundo lugar, creo que en el futuro la idea de que las lavadoras no tengan filtros va a parecer tonta, al igual que sería extraño que un automóvil no tenga un silenciador o que una secadora no tenga una trampa para pelusas".

Hasta que esto ocurra, igual deberías pensártelo dos veces antes de comprarte esa sudadera tan barata.

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