Objetivo: esclarecer el asesinato del Che Guevara africano

Corriendo en paralelo y oscurecido mediáticamente por el invierno caliente de los gilets jaunes en las calles y carreteras, las autoridades francesas han iniciado la desclasificación de documentos relativos a la muerte de Thomas Sankara.

Sankara era presidente de su país, Burkina Faso, cuando fue asesinado el 15 de octubre de 1987 junto a otros doce oficiales. El contexto era un golpe de estado liderado por Blaise Compaoré apoyado por el gobierno francés presidido entonces por Jacques Chirac.

La investigación abierta ahora responde a un compromiso adquirido por Emmanuel Macron durante su visita a Ouagadougou, la capital de Burkina, en noviembre del pasado año. Se trata en esencia de documentos de la administración francesa que en las últimas semanas están siendo enviados al país africano y que ya están a disposición del juez François Yaméogo. Como fondo de la cuestión, el objetivo es verificar qué responsabilidad tuvo el gobierno de París en los hechos.

El caso Sankara es complejo. Hasta 2014 -es decir, durante 27 años- la investigación estuvo bloqueada por las autoridades de Burkina Faso hasta la caída del régimen de quien precisamente derrocó a Sankara, Compaoré. Las pruebas de ADN realizadas al año siguiente no permitieron extraer pruebas concluyentes sobre lo sucedido y el propio Compaoré está bajo orden de arresto internacional refugiado en Costa de Marfil. También el sargento Hyacinthe Kafando.

Nunca ha acabado de estar claro lo que ocurrió el 15 de octubre del 87. Su antiguo compañero de armas y principal sospechoso Compaoré acusaba desde hacía tiempo a Sankara de haber deteriorado las relaciones con países vecinos como Costa de Marfil y también con la exmetrópoli Francia. La sombra de los servicios secretos tanto franceses como estadounidenses siempre ha planeado sobre el asesinato de un Sankara que simbolizaba justamente -junto al congoleño Patrice Lumumba, también asesinado- el mayor ejemplo de líder panafricanista, antiimperialista y de izquierdas.

El mismo año en que lo mataron, dijo que se sentía como un ciclista que sube una cuesta: "si para de pedalear, se cae".

Thomas Sankara es conocido popularmente como el Che Guevara africano. Su padre luchó en la Segunda Guerra Mundial con Francia contra los nazis y él siguió la carrera militar desde los 19 años. Durante los setenta se fue haciendo popular en Burkina Faso -que entonces se llamaba Alto Volta- por sus méritos castrenses pero también por sus desplazamientos en moto y su rol como guitarrista de jazz. Formó con otros militares la Agrupación de Oficiales Comunistas y en agosto de 1983 una revolución popular le elevó a presidente del país. Rápidamente sentó las bases de su política: alfabetización, educación, paliar el hambre, salud pública, reforestación y lucha contra la corrupción.

Sankara tenía 33 años cuando ya era presidente de su país, al que le cambió el nombre. Alto Volta era el nombre que los colonos habían puesto a un territorio que pasó a llamarse Burkina Faso, "el país de los hombres íntegros".

Uno de los aspectos más interesantes del gobierno de Sankara fue el de equilibrar las desigualdades de género. Prohibió la mutilación genital, el matrimonio forzado y la poligamia, nombró mujeres para altos cargos políticos y facilitó su inserción en el ejército. Su política exterior estuvo mediada por el hecho de que quisiera mantener a Burkina Faso lejos del Banco Mundial y el FMI.

Intentó lograr la autosuficiencia alimentaria de uno de los países más pobres del mundo, pero fue asesinado durante su mandato, con solo 37 años.