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Artículo El tsunami de 2011 en Japón provoca la mayor migración marina de la historia Now

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El tsunami de 2011 en Japón provoca la mayor migración marina de la historia

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Varios centenares de especies autóctonas japonesas han aparecido en las cosas americanas. Y tú tienes parte de culpa

L.M.R.

29 Septiembre 2017 18:01

Center Oregon State University

Las imágenes de aquel día resultan, aún hoy, escalofriantes. El 11 de marzo de 2011 un terremoto de magnitud 9,0 según la escala sismológica de magnitud de momento hacía temblar el suelo del Pacífico frente a la costa de Honshu, en Japón. El terremoto, el quinto más potente de todos los medidos hasta la fecha en el mundo, duró aproximadamente 6 minutos y generó un maremoto que dio lugar a olas de hasta 40 metros. El tsunami resultante asoló las costas de la región de T?hoku.



La Agencia de la Policía Nacional japonesa confirmó más de 16.000 muertes y alrededor de 38.000 personas desaparecidas. El terremoto y el tsunami dejaron en Japón alrededor de 25 millones de toneladas de desechos, además de una de las crisis nucleares más importantes de la historia.

Ahora, más de 6 años después, hay que apuntar un nuevo ítem a la lista de efectos de aquel tsunami devastador: una de las migraciones marinas más importantes de la historia. Migración forzada y que podría degenerar en una invasión ecológica de consecuencias desconocidas.


Científicos estadounidenses han localizado a 289 especies autóctonas japonesas en la costa oeste americana


Todo comenzó con un hallazgo curioso. En junio de 2012 varios periódicos de Oregón se hicieron eco de la llegada a sus costas de un enorme bloque de espuma de poliestireno. Los exámenes determinaron que se trataba de un trozo de muelle procedente de la ciudad japonesa de Misawa, ubicada a más de 7.300 kilómetros de distancia, en T?hoku. El tsunami lo había despedazado, y luego las mareas, poco a poco, lo habían ido empujando hasta allí.

A raíz de aquel hallazgo, científicos de varias universidades de la costa oeste pusieron en marcha una iniciativa encaminada a localizar, identificar y estudiar todos los desechos de origen japonés que llegaran a la costa continental de EEUU. Y junto a esos desechos, los investigadores han encontrado una enorme cantidad de criaturas marinas que habrían cruzado los 7000 kilómetros que separan ambas costas subidos o adheridos a trozos de plástico.


El éxito de esta épica travesía a través del Pacífico evidencia el riesgo ecológico que supone toda la basura plástica acumulada en los mares por acción del hombre


Los resultados de la investigación se publicaron ayer en la revista Science. Los científicos han identificado a hasta 289 especies autóctonas japonesas en las costas americanas. El 85% de ellas pertenecen a cinco grandes grupos de invertebrados: moluscos (mejillones, almejas, navajuelas...), cnidarios (las medusas, anémonas, pólipos), crustáceos (cangrejos, percebes), briozoos y anélidos (gusanos marinos). También se han hallado estrellas de mar, lapas y hasta peces de dos especies.



La recolección de materiales arrastrados por el tsunami puede pasar por “uno de los mayores experimentos naturales, no planeados, en biología marina de la historia”, según el biólogo John Chapman, profesor de la Universidad Estatal de Oregón y uno de los autores del estudio.

Ese experimento deja dos grandes conclusiones. Primero, “algo que nos ha enseñado este evento es que algunos de estos organismos son extraordinariamente resilientes. Nunca pensamos que pudieran vivir tanto tiempo, en condiciones tan duras”, comenta Chapman en un comunicado. Segundo, esta migración no habría sido posible sin la ayuda de los artefactos de fabricación humana —la inmensa mayoría de plástico— que el tsunami arrancó de las costas japonesas y que sirvieron de improvisado crucero a toda esa vida marina. “Más de 10 millones de toneladas de desechos plásticos procedentes de casi 200 países llegan al océano cada año”, nos recuerda Chapman. “Esta es otra dimensión de los plásticos y los materiales de fabricación humana que merece nuestra atención”.

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Esa última sugerencia puede sonar oportunista, pero los científicos se apoyan en dos datos para sostener su reclamación ecologista: en 1896 y 1933 dos terremotos en Japón produjeron maremotos de magnitud similar al que se registró aquel fatídico marzo de 2011, y entonces no llegaron criaturas marinas japonesas a las costas americanas. En aquellos tiempos el plástico o aún no se había inventado o aún no había llegado a las zonas rurales de Japón.

Hasta ahora, los autores del estudio no han encontrado evidencias que indiquen que ninguna de estas especies viajeras haya colonizado la costa oeste americana, lo que supondría una amenaza para la vida marina autóctona, aunque todavía es demasiado pronto para sacar conclusiones. Para responder a esa respuesta con total seguridad habrá que esperar aún varios años.


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