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¿Es Lance Armstrong el primer caso de dopaje mecánico de la historia?

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Un periodista le acusa en su libro de llevar un motor en la bicleta...

PlayGround

11 Enero 2018 11:10

Lance Armstrong podría ser el pionero del dopaje mecánico dentro del ciclismo. El ganador de 7 Tours de Francia, desposeído de todos ellos después de confesar que compitió bajo un cuidado sistema de dopaje en el que colaboró su equipo, podría haber utilizado un motor camuflado en su bicicleta.

Al menos así lo asegura el periodista francés Philippe Brunel en su libro Rouler plus vite que la mort -Correr más rápido que la muerte-. En la obra, Brunel argumenta que el estadounidense, acusado de usar EPO y testosterona entre 1999 y 2005, habría empezado a ganar carreras después de que el ingeniero húngaro Istvan Varjas le cediese uno de sus inventos para mejorar el rendimiento de la bicicleta a cambio de una cantidad de dinero que iba aumentando cada año.

Getty


Armstrong se ha limitado a catalogar como una "broma" estas sospechas.

Quizá mofarse de la publicación no sea una buena idea, ya que la Justicia de Francia ha habría abierto una investigación relativa al uso de motores en las bicicletas durante los últimos grandes eventos. Incluso el FBI se ha puesto a colaborar para esclarecer la situación.

Por el momento solo hay un caso de dopaje mecánico demostrado y se produjo en enero de 2016, mínimo 11 años después de la teórica jugarreta de Armstrong.

Los inspectores de la UCI descubrieron un motor en el interior de la bici de la corredora belga Femke van den Driessche, que participaba en el Mundial sub 23. Vieron en el vehículo un cable sospechoso y acabaron encontrando el artilugio. La ciclista fue sancionada con 6 años de inhabilitación deportiva.

Gazzetta dello Sport

A raíz del descubrimiento, Claudio Ghisalberti publicó un artículo en la Gazzetta dello Sport que dio la vuelta al mundo.

Este experto en ciclismo y tecnología asegura que ese tipo de dopaje está extendido en el ámbito profesional y que ahora existe un sistema mucho más sofisticado.

"El motor escondido en el cuadro es pasado, casi artesano. Está superado. Es el dopaje de los pobres. La nueva frontera está mucho más avanzada tecnológicamente y también es mucho más cara. Está en la rueda de atrás, cuesta 200.000 euros y hay una lista de espera de seis meses para hacerse con ella".

Tras estas declaraciones, la Unión Ciclista Internacional ha realizado más de 50.000 controles mecánicos en las grandes carreras, aunque no se ha encontrado ninguna bici manipulada.

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