Por qué la Superfinal Boca-River va a parar el mundo

Apenas quedan un par de días para la final de la Copa Libertadores, quizá la más esperada de todos los tiempos. Boca-River. Gloria o fracaso. Una década de festejos o de recibir mofas hasta decir basta por parte del eterno rival.

En estos dos partidazos no habrá aficionados visitantes. "Tu gente no quiso visitantes, Boca sí. Riber cagón", decía la pintada que ha aparecido esta semana en la entrada a la tribuna Centenario del Monumental. El Gobierno de Macri quería que hubiera hinchas de ambos equipos, pero Daniel Angelici y Rodolfo D´Onofrio se han negado. Desconfían de que ocurra una salvajada parecida a la última vez que se enfrentaron en la Libertadores.

Fue en la vuelta de los cuartos de final de la edición de 2015 con la Bombonera llena hasta la bandera. Se suspendió el partido antes de que empezara la segunda parte porque varios jugadores de River fueron atacados con gas pimienta al salir del túnel de vestuarios y los "millonarios" se clasificaron para la siguiente ronda.

A pesar del desagradable precedente, el público está ansioso por ver este Boca-River. Es el primer Superclásico en una final. De hecho, hasta ahora nunca se habían enfrentado 2 equipos argentinos en la última ronda. También será la última vez que esta se juegue a ida y vuelta: el reglamento cambiará a partir de la próxima edición y habrá un solo partido final en terreno neutral -en 2019 será en Santiago de Chile-.

En este tipo de partidos es complicado apuntar un favorito, pero River Plate llega con una mejor dinámica a la eliminatoria.

Ha ganado 3 de los últimos 5 enfrentamientos directos -la Supercopa Argentina incluida-, fue líder del Grupo D y en semifinales eliminó a Gremio, el último campeón, dando muestras de una gran solidez. En cambio, Boca Juniors se impuso a Palmeiras en las semis gracias a un gran partido de vuelta, pero da la sensación de que su juego va a rachas. En liga ambos están muy lejos del líder, el Racing de Avellaneda.

En el bagaje histórico los xeneizes están por delante. Contando las 376 veces que se han visto las caras, Boca aventaja a River con 137 triunfos contra 127. Además, River tiene en sus vitrinas 3 Copas Libertadores, mientras que Boca ha ganado 6 y es el equipo que más finales ha jugado. Si consigue llevarse el gato al agua en esta edición, igualará a Independiente de Avellaneda como el club con más campeonatos.

Sea quien sea el ganador de esta Libertadores, la victoria marcará y mucho el futuro de sus clubes en los próximos años. Las cargadas que se avecinan desde ambos bandos apuntan muy alto.

La victoria de Boca Juniors sería la más devastadora. Desde el descenso de River a la B en 2011 se ven en un escalón por encima de los 'millonarios', aunque estos se rehicieran y ganaran la Libertadores de 2015. Llevan ya más de un lustro riéndose de aquella desgracia histórica y leventar el máximo torneo continental en los morros del eterno rival sería la mejor forma de confirmar que están en el siguiente nivel.

Por su parte, River tiene una oportunidad histórica para acabar por una vez por todas con esas burlas. Ganar la cuarta Libertadores ante Boca sería una gran manera de decirle al mundo que River volvió para dominar el fútbol argentino. En definitiva, empatar el marcador.

Sumidos en la presión por no decepcionar a sus aficionados, entre los jugadores puede cundir el pánico. Por el bien de los espectadores, esperemos que no ocurra, pero para la mayoría de los futbolistas estos serán los 2 partidos más grandes que hayan jugado jamás y el resultado les condenará de por vida a ser héroes a idolatrar o villanos denostados entre su parroquia. Es la consecuencia inevitable de jugarte el futuro de una rivalidad centenaria ante el mundo entero.