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El emocionante rescate de una ballena atrapada en una red de pesca abandonada

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Buzos chilenos nadaron junto a la ballena para cortar las cuerdas que la aprisionaban

Playground community

21 Agosto 2018 23:16

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Este es el momento en que los buzos especialistas rescatan a una ballena "agitada y temerosa" después de que quedase atrapada en una red de pesca abandonada. El animal fue visto en apuros en las proximidades de Puerto Williams, localidad de la isla Navarino, a unos 3.400 kilómetros al sur de Santiago, en la Patagonia. Los pescadores que la avistaron informaron a la armada chilena, que mandó un barco patrulla a la zona.

Las imágenes muestran a la ballena luchando en la superficie del agua mientras intenta liberarse de las redes. Un buceador especializado nada hacia ella para intentar ayudarla, pero el enorme mamífero se retuerce en el agua y se aparta. Finalmente, los buzos lograron liberarla por completo tras tres horas de trabajo.

Cesar Quiroga, Comandante del Distrito Naval Beagle y Gobernador Marítimo de Puerto Williams, declaró que la operación fue muy arriesgada pero la ballena pudo ser rescatada en buenas condiciones. Además, pidió a los pescadores que se aseguren de recoger todas sus redes cuando terminan de faenar, para evitar daños a los animales marinos.

Las palabras de Quiroga no son gratuitas. Apuntan a un problema muy real y muy serio. Cada año más de 100.000 ballenas, delfines, focas y tortugas pierden la vida de una manera dolorosa al ser atrapadas por estas “redes fantasma”. Las mallas de pesca abandonadas, perdidas o arrojadas adrede al mar por considerarse dañadas e inservibles para la pesca pueden tardar hasta 600 años en descomponerse, lo que supone un enorme riesgo para los animales.

Según los estudios, cada año se pierden o abandonan 640.000 toneladas de aparejos de pesca, lo que supone el 10% de todos los desechos de los océanos. Aunque a veces se pierden debido a circunstancias incontrolables, como tormentas o accidentes, otras veces son abandonadas por barcos pesqueros ilegales con la esperanza de no ser descubiertos.

El número de “redes fantasma” ha aumentado de forma significativa en las últimas décadas como resultado del incremento en la magnitud de las operaciones pesqueras y el uso extensivo de materiales sintéticos de larga duración. Las redes acaban en el agua, y los aparejos desechados continúan con el proceso de captura para el que fueron diseñados: atrapando a peces y otros animales marinos.

Con el tiempo, las redes abandonadas pueden descomponerse en microplásticos difíciles de detectar a simple vista. Estas partículas pueden afectar a una amplia gama de organismos y causar graves daños toxicológicos no solo a la fauna marina, sino también a las personas a través de la cadena alimentaria.

Recientemente la ONU ha aprobado un borrador de directrices voluntarias sobre el marcado de las redes de pesca en un importante paso para conseguir mares más limpios y una navegación más segura. Hoy en día se están probando etiquetas de cables de tamaño nanométrico, que se graban con láser en los aparejos, haciéndolos detectables a sensores especiales. También se están usando boyas satelitales con energía solar y luces LED de bajo consumo que transmiten datos desde el agua y permiten ubicar redes a la deriva. Aunque estas directrices son de alcance mundial, los gobiernos reconocen que hacer que funcionen para la pesca en pequeña escala en los países en desarrollo requerirá de apoyo adicional.

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