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Oprah Winfrey hace historia en los Globos de Oro con un discurso destinado a la eternidad

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Oprah a los acosadores: "Vuestro tiempo ha terminado"

Elena Rue Morgue

08 Enero 2018 14:00

Si hubo un momento estelar en la gala de los Globos de Oro celebrada anoche ese fue el discurso de Oprah Winfrey.

Al subir al escenario a recoger el premio Cecile B. Demille, Oprah habló de racismo, de superación, de machismo, y del poder que tenemos para ser un motor de cambio. De crear un mundo en el que ninguna otra mujer tenga que vivir con miedo y culpa para finalmente atreverse a alzar la mano y compartir con el mundo como fue menospreciada, acosada, abusada o violada.

“Quiero que todas las niñas que me estén viendo ahora sepan que hay un nuevo día en el horizonte, y que cuando ese nuevo día finalmente amanezca, será por muchísimas mujeres magníficas, muchas de ellas están aquí mismo, en esta habitación esta noche. Y por unos hombres fenomenales que luchan duro para asegurarse de que se convertirán en los líderes que nos llevarán a un tiempo en el que nadie nunca volverá a tener que decir ‘Yo también’”.

Sus palabras, que ya ha dado la vuelta al mundo y ha generado millones de reacciones en las redes sociales, conmovió a los asistentes de la gala, cuyas caras de admiración quedaron captadas por las cámaras.

Oprah emocionó a Meryl Streep.

Aunque a este lado del charco seamos muchos los que jamás hemos visto el programa de televisión de Oprah Winfrey, la fama de esta mujer trasciende a su propio trabajo. Con Oprah pasa un poco como con Marilyn Monroe: todo el mundo sabe quién es a pesar de que muchos no conozcan ninguna de sus películas.

Presentadora, actriz, productora y reina de su propio imperio, Oprah Winfrey lleva décadas siendo una de las mujeres más ricas e influyentes de la industria del entretenimiento.

Casi le saca la lagrimilla a Alfred Molina.

Ayer, se convirtió además en la primera mujer negra en ser premiada con el galardón Cecil B. DeMille en los Globos de Oro, un reconocimiento que se otorga por la trayectoria profesional de toda una vida. Un premio, que solo otras tres personas afroamericanas habían recibido antes que ella: Sidney Poitier, Morgan Freeman y Denzel Washington.

Aunque Oprah sea mucho más conocida como presentadora, su trabajo como actriz ya había sido reconocido al ser nominada al Oscar por su debut en la gran pantalla con El color púrpura, dirigida en 1985 por Steven Spielberg

Llenó de orgullo a Viola Davis.

Winfrey empezó hablando de la importancia de la representación, y de cómo en sus orígenes humildes, ver a Sidney Poitier recoger el primer Oscar entregado jamás a una persona negra le cambió la vida.

“En 1964, era una niña pequeña sentada en el suelo de linóleo de la casa de mi madre en Milwaukee viendo a Anne Bancroft presentar el Oscar a mejor actor de la trigesimosexta edición de los premios de la academia. Abrió el sobre y dijo cinco palabras que literalmente hicieron historia, ‘El ganador es Sidney Poitier’. Al escenario se acercó el hombre más elegante que recuerdo. Su pajarita era blanca, su piel era negra, y estaba siendo homenajeado. Nunca había visto a un hombre negro ser homenajeado de esa forma”.

Fascinó a Ashley Judd.

Oprah valoró el trabajo de los periodistas y los medios que han dado voz a las víctimas y se ha enfrentado a los tiranos, y sobre todo a las mujeres que se han atrevido a hablar de sus propias historias de abuso y acoso.

“Estoy especialmente orgullosa e inspirada por todas las mujeres que se han sentido suficientemente fuertes y empoderadas para compartir sus historias personales. Cada uno de nosotros en esta habitación recibimos reconocimiento por las historias que contamos, y este año hemos hecho historia”.

Una historia que, según Oprah, traspasa los límites de la industria del entretenimiento.

“Esta no es una historia que afecte solo a la industria del entretenimiento. Trasciende a cualquier cultura, lugar del mundo, religión, política o lugar de trabajo. Así que quiero expresar gratitud a todas las mujeres que han soportado años de abuso y asalto porque ellas, como mi madre, tenían hijos que alimentar, facturas que pagar y sueños que perseguir, Esas son las mujeres cuyos nombres nunca conoceremos. Son trabajadoras domésticas y granjeras. Están trabajando en fábricas, en restaurantes, como profesoras, ingenieras, médicos y científicas. Son parte del mundo de la tecnología, la política y los negocios. Son nuestras atletas en las olimpiadas y nuestras soldados en el ejército".

Y dejó a The Rock con una mirada de admiración que nunca le habíamos visto poner.

Oprah aprovechó también su discurso para recordar la historia de violencia machista y racista sufrida por Recy Taylor, quién fue violada por seis hombres blancos armados en la década de los cuarenta cuando volvía de la iglesia en Abbeville, Alabama. En lugar de callarse, Recy luchó. Su historia fue la que inspiró a Rosa Parks, famosa activista por los derechos civiles que se negó a ceder su asiento del autobús a un hombre blanco.

“La justicia no era una opción en la era de Jim Crow. Los hombres que trataron de destruirla nunca fueron destruidos. Recy Taylor murió hace solo diez días, a punto de cumplir 98 años. Vivió como todos hemos vivido, sumidas demasiados años en una cultura rota por hombres brutalmente poderosos. Durante demasiado tiempo, las mujeres no han sido escuchadas o creídas si se atrevían a contar su verdad ante esos hombres poderosos, pero su tiempo se ha acabado”.

Oprah habló de personas que no dejaron que nadie les hiciera creer que valían menos por el color de su piel o por su género. Que aunque la sociedad y las leyes les dijesen cada día que callaran, que eran ciudadanos de segunda y que no valía la pena luchar por una batalla perdida, decidieron enfrentarse y arriesgar todo lo que tenían para lograr todo lo que sabían que merecían.

“Su tiempo ha terminado, y solo espero que Recy Taylor muriera sabiendo que su verdad, como la de otras muchas mujeres que fueron atormentadas en esos años, y que incluso siguen atormentadas ahora, sigue adelante. Esa verdad estaba en el corazón de Rosa Parks casi 11 años después cuando tomó la decisión de quedarse sentada en ese autobús de Montgomery, y está en cada mujer que decide decir ‘yo también’, y en todos los hombres que deciden escuchar”.

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