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Culture
Han restaurado las imágenes que los hermanos Lumière filmaron a finales del s. XIX en las calles de París: verlos es como viajar en el tiempo
Darle al play a este vídeo es como entrar una máquina espacial y viajar en el tiempo. La textura de las imágenes restauradas le dan un toque irreal, fantástico, al perfil de la catedral de Notre Dame y a los elegantes paseantes que cruzan en carro o a pie delante de la cámara. Algunos se detienen y miran extrañados al objetivo, sorprendidos por el espectáculo que debían suponer los hermanos Lumière y su extraño aparato, plantados durante horas en medio de la calle.
Aunque es difícil determinar exactamente la fecha en que estos pioneros del cine empezaron a grabar las calles de París, se sabe que pudieron dar un primer pase privado con las imágenes en marzo de 1896, en Lyon. Su éxito fue tan enorme que les permitió abrir un teatro en París en el que, a partir de 1897, empezaron a exhibir sus películas.
Ahora, Guy Jones ha restaurado algunas de las imágenes, les ha añadido sonido y las ha subido a Youtube. En la descripción del vídeo, enumera y fecha los distintos lugares en que se filmaron las imágenes: la catedral de Notre-Damme (1986); Alma Bridge (1900); Avenida de los Campos Elíseos (1987); la Plaza de la Concordia (1987); un equipo de bomberos (1897); los jardines de las Tullerías (1986); las preparaciones para la Exposición de París (1900); la Torre Eiffiel vista desde la orilla del Sena (1897).
La mayoría de ellos son espacios que todavía hoy podemos visitar, aunque algunos tienen un significado radicalmente distinto al que tenían por aquel entonces: la Torre Eiffiel, quizá el símbolo con el que más fácilmente identificamos con la ciudad de París, era por aquel entonces un monstruo de metal recién instalado, con el que los habitantes de la ciudad todavía empezaban a relacionarse.
Este vídeo de seis minutos recopila los pequeños cortometrajes que los hermanos Lumière filmaban por aquel entonces con el cinametógrafo, la máquina que ellos mismos habían inventado en 1895, y que consistía básicamente en una caja de madera con un objetivo y una película perforada de 35 milímetros, que se hacía rodar con una manivela para ir tomando las imágenes que compondrían la secuencia completa.
Debido a las condiciones de la película, los films no podían durar más de un minuto. Por ello, se dedicaban a rodar pequeñas estampas cotidianas que pasarían a la historia del cine, y que hoy constituyen un documento impagable de cómo se vivía en el París de finales del s. XIX.
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