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Artículo ‘Spider-Man: Un Nuevo Universo’: la mejor película de animación desde ‘Akira’ Culture

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‘Spider-Man: Un Nuevo Universo’: la mejor película de animación desde ‘Akira’

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Esta película abre frentes de libertad, no desde los márgenes, sino desde un espacio icónico popularmente normativo y mainstream

víctor parkas

07 Diciembre 2018 11:07

Spider-Man es un personaje creado por Stan Lee y Steve Dikto, y así se nos presenta en la página 2 de cada uno de sus cómics. Porque Spider-Man es también un cómic, por eso el anterior Spider-Man iba en cursiva: The Amazing Spider-Man. Uno sólo es lo que es, pero si hablamos de Spider-Man, ese «uno» está formado por una legión: ¿Estamos hablando de Peter Parker de la Tierra-616? ¿Del clon llamado Ben Reilly? ¿Nos estamos refiriendo a Miguel O’Hara de la Tierra-928? ¿O a Miles Morales del Universo Ultimate?

Spider-Man: Un nuevo universo es como un examen de conducir para el que te llevas preparando desde 1962, cuando sólo eras un brillo en los ojos de tus abuelos. Cada tebeo, cada serie de animación, cada juguete oficial, cada bootleg infame, cada disco de villancicos y cada adaptación cinematográfica protagonizada por nuestro amigo y vecino Spider-Man se sintetizan en un prólogo que te azota como un electroshock. A tu derecha, el examinador duerme sobre la guantera. Todos los semáforos están en verde. Pisa. A. Fondo.

Spider-Man: Un nuevo universo se mueve en un continuo que reconcilia ese «uno» legión que es Spider-Man. En Spider-Man: Un nuevo universo los estudiantes preuniversitarios leen las aventuras del mismo héroe que sobrevuela sus cabezas. Hasta que muere. Hasta que Nueva York sale a llorar, en bloque y con disfraz, a Peter Parker. A Miles Morales también se le humedecen los ojos tras la máscara de plástico. Se la acaba de comprar —se la acaba de vender— Stan Lee. Dime, ¿en qué Tierra estamos? Dime, ¿acaso importa?

Spider-Man: Un nuevo universo coloca, en un mismo plano, a Spider-Gwen, Spider-Ham, Spider-Man Noir y Peni Parker de la Tierra 14512. A Miles Morales. Cuando los mundos chocan, incluso Peter Parker puede volver de la tumba gracias a la física cuántica y al plot twist. La complejización del storytelling quiere transmitir un mensaje bien simple: todos podemos ser Spider-Man. Da igual tu raza, el género que performes, tu extracción social. Basta con fe y seriedad en los propósitos al saltar desde el rascacielos.

Miles Morales tiene padre afroamericano y madre puertorriqueña, esto es: representa al perfil tipo que no tiene —que no tenía— permitido proyectarse en un héroe como el Spider-Man de Peter Parker. Spider-Man: Un nuevo universo explicita esta tensión de manera anticlimática: antes de la batalla-que-lo-cambiará-todo, Parker anuda y amordaza a Morales a una silla de escritorio, utilizando su fluido de telas de araña. En el texto, lo está haciendo por su seguridad. En el subtexto, por mantener la franquicia blanca y anglosajona.

Se puede celebrar Black Panther sin cinismo, y celebrar Black Panther sin cinismo es reconocer que el capital simbólico de su protagonista nunca será comparable al que viene acumulando durante décadas el Hombre Araña. Celebrar Black Panther sin cinismo es reconocer que no es suficiente, que lo queremos todo, para todas y todos, ¿ahora mismo? Cuando sino. Spider-Man: Un nuevo universo, en ésas, abre frentes de libertad, no desde los márgenes, sino desde un espacio icónico popularmente normativo y mainstream.

La película abunda tanto en detalles y referencias —puedes localizar a la dibujante Sara Pichelli en la agenda de contactos de Morales, puedes localizar el influjo de Bill Sienkiewicz en el diseño del villano Kingpin— que hacer un balance completo implicaría horas extras y la persiana a medio bajar. El filme es capaz de introducir en la narrativa un meme del personaje, hibridarlo con una de sus historias más peregrinas, y lanzártelo a la cara como si fuese la mejor tarta de merengue que hayas probado en tu vida.

El avasallamiento posmoderno de Spider-Man: Un nuevo universo es tal si miras al fondo, pero también en lo que se refiere a su forma. Con un turmix de licencias visuales importadas del cómic, del glitch art, del anime más sugestivo, el octanaje de su animación tiene una contundencia acumulativa. Incluso en sus respiros, Spider-Man: Un nuevo universo ofrece hallazgos abrumadores y pioneros. Treinta años después del estreno de Akira, sientes que todo está otra vez a punto de E.X.P.L.O.T.A.R.

Spider-Man: Un nuevo universo da miedo y da risa de tan por desprecintar que parece. Marca la superación definitiva del superheroico dirigido por la batuta de Danny Elfman y abre paso a las roland TR-808 de Post Malone, Swae Lee, Blackway & Black Caviar. Bombo, caja y sentido arácnido. Dime, ¿se puede saber en qué Tierra estamos? ¿Por qué Peter Parker tiene michelines? ¿Por qué Mary Jane tiene un abogado matrimonial? Dime, ¿acaso importa? Basta con fe y seriedad al saltar desde el rascacielos.

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