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Artículo Latinoamérica también se piensa Lit

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Latinoamérica también se piensa

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Tres libros capitales para entender cómo desde Latinoamérica se están planteando posibles soluciones al desastre en que nos ha metido el pensamiento racional y la ideología del progreso económico

Cristian Palazzi

11 Octubre 2019 14:24

Empecemos por la tesis del artículo. A todo aquel que le quede por ahí incrustrado algún ápice de eurocentrismo: Latinoamérica, Abya Yala deberíamos decir, también se piensa. En un momento en que Europa se encuentra sumida en una grave falta de ideas que nos ayuden a pensar el mundo, desde el otro lado del océano no paran de llegarnos pistas, sugerencias, trazos, lianas a donde agarrarnos, para pensar el desastre en que nos ha metido el pensamiento racional y la ideología del progreso económico.

No es mi intención aquí glosar la ingente cantidad de autores y autoras que pueblan las librerías, bibliotecas y escuelas latinoamericanas. Me voy a fijar únicamente en tres novedades editoriales, a mi juicio de lo más interesante que ahora mismo puedes pararte a leer, para mostrar que lejos que haberse agotado el modelo del pensar lo que hace aguas es la deprimente europa, anclada y vagabunda en su propia miseria.

Los libros son: “El fin del imperio cognitivo. La afirmación de las epistemologías del Sur”, del catedrático de economía Boaventura de Sousa Santos, publicado por Trotta; "¿Hay mundo por venir? Ensayo sobre los miedos y los fines", de los filósofos Déborah Danowski y Eduardo Viveiros de Castro, de Caja Negra Editorial; y “Pluriverso. Un diccionario del posdesarrollo”, que publica Icaria Editorial y que incluye más de un centenar de referencias de activistas, académicos y profesionales en “una búsqueda colectiva de sociedades ecológicamente sabias y socialmente justas”.

Las tres referencias se complementan. De Sousa nos enseña como pensar desde el Sur, Danowski y Viveiros hacen el diagnóstico y el diccionario nos muestra las posibles prácticas que deben acompañar a este ejercicio. Empecemos:

Muerte y resurrección del pensar

A partir de los conocimientos nacidos de las luchas sociales y de las experiencias de los pueblos marginados que resisten activamente al capitalismo, al colonialismo y al patriarcado, de Sousa desarrolla el concepto de “epistemologías del Sur”, un universo teórico, metodológico y pedagógico que desafía el dominio del pensamiento eurocéntrico.

“El científico social que trabaja sobre la base de las epistemologías del Sur es un artesano o artesana. Las epistemologías del Norte, en especial en lo que se respecta a su impacto sobre la teoría crítica, sobre todo el marxismo, siempre han preferido proyectos y modelos grandiosos, así como la mecanización, la uniformización, la normalización”

De Sousa se fija en el que no trabaja desde la estandarización sino desde la repetición y la creación siempre renovadas. Pienso en los artesanos que conozco: la perfección de sus piezas recae justamente en la diferencia que hay entre unas y otras, abriéndonos al matiz y a la imposibilidad de asentar modelos exactos que definan el producto final.

Este punto de partida nos obliga a cambiar fundamentalmente nuestra manera de mirar el mundo. La exigencia de validación ya no puede pasar por la teoría sino que debe hacerse práctica, humanamente realizada, junto a sus condiciones materiales. Su propia presencia es ya una lucha contra la opresión.

El conocimiento se manifiesta, entonces, “en cuerpos vivos”, que sufren y celebran lo imposible cada día. Uno no puede huir del cuerpo, individual o colectivo, sin integrar de una vez por todas la emoción, el miedo, la fiesta o el amor que el humanismo europeo olvidó.

Estamos obligados a desaprender lo dicho y a despensar lo teorizado, enfocando la reflexión como una práctica ante la hegemonía del Norte.

Las consecuencias son inmensas y vale la pena mencionarlas. Según De Sousa, hace falta desmonumentalizar el conocimiento escrito y archivístico, dar de nuevo la importancia radical que poseen los sentidos a la hora de hacer experiencia viva del mundo y, finalmente, dejar de hablar de universidad para atender las aristas y los flujos de la pluriversidad y la subversidad.

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Pero, ¿subvertir el qué?

Siguiendo la senda del desaprendizaje como proyecto y la afirmación como lucha, cabe preguntarse: ¿para qué?, ¿hay mundo por venir más allá de la resistencia a la inercia heredada del Norte? En un lugar en el que capitalismo económico y represión política son los principales ingredientes de la crisis planetaria: ¿hacia dónde conducirnos?, ¿qué nos queda como posibilidad?

El libro de Danowski y Viveiros no deja títere con cabeza. Vivimos en un tiempo de catástrofes, nos recuerdan parafraseando a Stengers, y “tenemos el deber de ser pesimistas”. El mundo, Gaia, no existe más como espacio amable. El Sistema Tierra “ha dejado de ser un contexto, o un objeto natural para tomar la forma de un agente político, una persona moral”.

Solo hace falta observar las movilizaciones ante lo que podría parecer un colapso de la Amazonía. Un “colapso inminente que alcanzará a todos, de una u otra forma”. Ya no es posible huir de la unión entre el nosotros y el territorio que habitamos, entre el nosotros y las angustias que metabolizamos. Somos uno, con los demás, hijos de la Pachamama.

Ni autofabricación, ni singularidad, ni posthumanismo, ni otredad, asumir que estamos “por fin solos” ante nuestra propia sombra. Ese es el sino que nos ha tocado vivir.

El ser humano ya no es más aquel que viene a expresar la perfección de la creación cristiana, antes que ello, cada vez sentimos más cerca las especies ancestrales y sus prácticas, que nos muestran la distancia que se había generado. No existe un mundo, en suma, desprovisto de humanidad.

“Quizás sea imposible volver históricamente a ser indio, pero es perfectamente posible y, más que eso, está efectívamente dándose, un devenir indio, tanto local como global, particular como general, un incesante redevenir indio que va tomando por asalto a importantes sectores de la “población” (…) de un modo totalmente inesperado”.

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Prácticas plurales para el fin del mundo

Cosa que nos lleva a la tercera y última referencia de este micro ensayo que viene a celebrar una nueva y necesaria mirada sobre el papel de Europa en la colonización, ya no de determinadas zonas del mundo, sino del pensamiento mal llamado universal.

Nada mejor para ello que ojear la versión castellana del “Diccionario del posdesarrollo”. Una mirada rápida es suficiente para sentir un aliento extraño cargado de vida. El libro es claro en sus intenciones: se trata de mostrar diferentes alternativas transformadoras a los actuales procesos dominantes del desarrollo globalizado. Y lo hace de la mano de más de 120 coautores, cada uno experto en su disciplina, que nos recuerdan a cada entrada que otra mirada sobre el mundo, sobre el fin del mundo deberíamos decir, es posible.

Dividido primero en las “experiencias globales” que afectan a cada continente, destaca la crítica a la noción de desarrollo desde Latinoamérica de Maristella Svampa. La autora reclama “una revisión a escala humana" de lo que concierne al crecimiento, algo que desemboca en una defensa del buen vivir y los bienes comunes.

A los planteamientos generales, le siguen las “soluciones reformistas”, o dicho de otro modo, todas esas iniciativas que entienden la tierra como algo a universalizar. Ciudades inteligentes, desarrollo sostenible, economía circular, geoingeniería, transhumanismo o eficiencia son aclarados aquí como conceptos recurrentemente utilizados como comodín a la hora de afrontar la hora que nos ha tocado vivir. De todos ellos se desgrana la cara amable y, sobre todo, sus potenciales riesgos.

No es posible seguir pensando en base a una idea de desarrollo que está fuertísimamente enraizada con aquello que venimos a criticar: el eurocentrismo y la explotación.

“Como bien lo expresa el lema «piensa globalmente, actúa localmente», (en el diccionario) se promueve un localismo cosmopolita mediante el cual la política local deba siempre tener en cuenta las necesidades de todo el mundo. Esto implica también el progresivo abandono de los estilos de vida imperiales de la civilización industrial, en favor de vías hacia la prosperidad frugal”.

El volumen termina afirmando “un pluriverso de los pueblos” en los que se plantean una serie de “alternativas transformadoras” que, ahora sí, huyen del reformismo y la noción de progreso para hincarle el diente a las prácticas heterodoxas sobre cómo afrontar la crisis emergente.

Las entradas van desde la agroecología, hasta la biocivilización, pasando por las ecoaldeas, la ética islámica, la localización abierta, los nuevos matriarcados o las ontologías del mar. Prácticas o movimientos todos ellos que hunden sus raíces en el pensamiento radical y alternativo y que nos dejan entrever cual podría ser el significado plural de la palabra “posdesarrollo”. Como dice Raquel Gutiérrez, socióloga en la Universidad Autónoma de Puebla:

“El mundo es un pluriverso, un archipiélago emergente de mundos en lucha, habitado por una constelación de tejidos comunitarios que sustentan la vida en medio de la violenta negación de sus horizontes y deseos. He aquí una muy bien recibida contribución a los debates sobre el desarrollo y los peligros de sus conjuros reformistas”.

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